El intendente de San Miguel de Tucumán, Domingo Amaya, recogió el guante y devolvió gentilezas al vicegobernador -en uso de licencia- y ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, que había sugerido que ambos sectores podrían unirse. “No hay que descartar un acercamiento con Amaya. Es un hombre del peronismo; lleva una tarea en beneficio de la gente y nosotros también. Tenemos que sumar”, había manifestado Manzur.
Aunque afirmó no estar preocupado por lo electoral, Amaya respondió en un tono similar al del ministro de Salud. “Mis puertas siempre están abiertas para todos, no estoy alejado de nadie. Soy una persona que tiene madurez política, que conversa con todos los sectores. Más allá de que podamos pensar y accionar distinto, en la política no somos enemigos; y eso debemos entenderlo”, afirmó. Añadió que los dirigentes primero deben tener en cuenta a los habitantes de la provincia: “debemos pensar en el Tucumán en el cual los tucumanos queremos vivir, y dejar de pensar sectorialmente, a ver cómo cada uno lleva agua a su molino. Debemos pensar en el bien común; es la verdadera política”.
En los últimos tiempos, los espacios políticos que lideran Amaya y el gobernador, José Alperovich, se fueron separando, debido a la pretensión del intendente de suceder al mandatario. Pero nunca se consumó un quiebre; de hecho, el senador ultraalperovichista Sergio Mansilla había considerado “natural” trabajar con el amayismo.
A partir del flirteo, periodistas le preguntaron a Amaya si aceptaría ser segundo de Manzur; pero el intendente evitó dar una respuesta directa: “no estoy preocupado por el tema eleccionario; creo que debemos dejar de pensar en las próximas elecciones y empezar a pensar en las próximas generaciones”.
Insistió en que seguirá recorriendo el interior, junto con los distintos barrios de la capital. “Estamos trabajando todos los días, más allá de recorrer las obras en la capital visitamos los pueblos del interior; estamos preocupados por algunos índices sociales”, dijo.